Del Ajusco a Chapultepec.

=)

Ayer tuve que visitar los rumbos del Ajusco.
Sinceramente me fue mal, tampoco esperaba que me fuera bien. (punto)

Me registré en el lobby de la dependencia, el Policía tenía bonita letra, llegué buscando a un par de personas.

La primera nadie la conocía, conoció, conoce; la segunda no la encontré...

Bajé hasta el S1 al área de Informática, ¿por qué nadie quiere a los computólogos?

Entonces, al no ver a alguien que me pudiera dar informes, o sea, al no ver una secretaria encargada del área, tuve que meterme, así, sin más...

Escuché gente hablando por teléfono, ví un par de morritos, me imagino programando porque solamente algo así puede captar tanta atención de un hombre, no creo que estuvieran leyendo el planetalinux o buscando fotos del CONSOL, aunque esa misma mirada perdida bien puede provocarla algo como "La flor más bella del hejído".

(Niños geeks linuxeros que me lean, saben a qué me refiero...)

Dí la vuelta y lo ví.

Cazadora color verde militar, iPod blanca, audífonos blancos, mochila azul, mezclilla, guardando el cable de la lap... lo siento, no pude verle los zapatos, pero estoy segura que eran de color café.

Cabello bien cortado, tez blanca y ojos... lo siento, olvidé observarlo...

Estaba yo tan molesta de estar media hora perdiendo el tiempo buscando a dos personas que quizás lo que él vió en ese momento fue un gesto más de fastidio y enojo que una cara dulce.

Tampoco mi expresión es dulce en un estado normal.

Decidí irme del lugar, en es área no hubo alguien que me pudiera dar informes y la otra persona era una perfecta desconocida, así que subí al lobby a recoger mi credencial, salí del edificio marrón y me dirigí hacia el puente peatonal a esperar el transporte que me llevara a casa.

Ví que él también había salido y se quedó parado justo en el inicio de la escalera del puente peatonal. Yo estaba parada a unos metros de distancia.

Paró un microbús y lo abordó como chiquillo de secundaria.

Me vió, lo ví, el chofer hizo un gesto de película: se quedó parado mientras él me veía una vez que había abordado al microbús.

No me subí. Pero lo ví.

Aunque la ruta iba al mismo lugar dónde yo, no me subí, no lo hice porque pensé que estaba lleno y no habría un lugar para mi y los pies me mataban, lo siento, no sé caminar con tacones. Así que preferí abordar uno que llevara un asiento vacío.

O sea, no me subí porque él también iba ahí. (punto)

Así que esperé otro y pasó...

Le hice la parada y lo abordé. Me senté al final, cerca de la puerta. Había un asiento para una sóla persona, así que lo escogí y quedé exactamente viendo de frente a las ventanas.

Ví cómo el chofer pasaba edificios, coches, camiones, subía gente, pero nadie bajaba, así que las paradas no eran contínuas.

En un momento del trayecto, los microbuses se encontraron y nuestras miradas también. Él me buscó, me encontró y me miró y lo miré...

Mientras su mirada me fulminaba la mía le preguntaba: ¿Dónde te he visto?

Por alguna razón sentí que ya lo había visto, que lo conocía, que he hablado con él; ¿dónde?

¿En otra vida?
¿En sueños?

¿Dónde?

No lo sé y nunca lo sabré... no me enteré en qué lugar se bajó, hasta dónde llegó su trayecto en el microbús.

Solamente sé que puedo encontrarlo en el edificio marrón, rumbo al Ajusco.



*** Escuchando - Los milagros - Ely Guerra