El doble

=)

No era un día especial, como todas las mañanas después de comprar un expresso en la cafetería de la esquina, se dirigía hacia su trabajo.

Era algo común, atendía una librería a unas cuantas cuadras, le gustaba su trabajo por el tipo de personas que iban al lugar. Desde la más engreída niña fresa que preguntaba de una manera muy especial "Tienes La vuelta al mundo en 80 días", hasta el verdadero amante de la lectura que preguntaba no por Verne, sino por Baudelaire.

Su atuendo era común, mezclilla, playera, casaca con el logotipo del establecimiento y entre las bolsas, siempre cargaba un paquete de toallitas que limpian las manos sin necesidad de utilizar agua. No le gustaba manchar los libros debido al posible polvo que hubiera en los anaqueles.

Porque una cosa era venderlos como quien vende zanahorias en el mercado y otra era apreciarlos, como quien corta una orquídea silvestre. Así era.

El expresso no se enfriaba, en el camino era bebido completamente. Había alguien más, aunque no trataba con el mismo interés un libro, era ágil para las ventas. El arte de la persuadir a la gente era su mayor virtud. Ese aspecto poco común ayudaba a tener el establecimiento lleno.

No era algo físico, sino de estilo, esa clase de estilo que hasta en la manera de sonreír se refleja; en ese sentido se sentía frágil, sabía que no podría competir contra eso pero tampoco le incomodaba, a decir verdad no le daba importancia. Era parte de ese pequeño habitat formado en el local lleno de anaqueles de madera y una pequeña zona para degustar café.

El café era otro mundo, un tema aparte y diferente. Lo molían en el instánte y ese aroma perfumaba hasta el rincón más lejano. Tal vez por eso siempre había gente esperando un lugar para sentarse y charlar.

No se permitía el paso sin antes pagar un libro, así lo indicaba el gran letrero color naranja y letras negras. Bien, el café era otro mundo, servido en tazas extrañas con formas poco comunes, unas cuadradas, otras redondas, otras ovaladas hasta vasos de unicel para vaciar el portable. No había preferencia, la taza que alcanzara la mano era la óptima.

Una mano pequeña, como a veces suelen ser las ilusiones era la encargada de moler diariamente aquellos granos, de color café...

(Continuará)

Commentaires

Anonyme a dit…
Osea que Julio Verne es para niñas fresas???

Es mi autor favorito :'(

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