Decepción.

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Decepción.

(Del lat. deceptĭo, -ōnis).

F. Pesar causado por un desengaño.

Hace algunos días sentí decepción, fue un sentimiento extraño, porque no sentí especie de tristeza alguna, simplemente decepción.

Como bien lo dice la definición: "pesar causado por un desengaño". O como lo mencioné anteriormente: desperté del sueño.

Aprendí muchas cosas de todo el proceso, desde el inicio hasta el final. Me percaté de mis carencias y alimenté mis virtudes.

No me había dado cuenta de lo berrinchuda que era, hasta que me pasó todo esto y reafirmé lo sentimental que puedo llegar a ser.

El haber estado en época de duelo por muchos años, esta decepción me abrió los ojos para ver que ese duelo era por la pérdida de la vida que había imaginado y no por la persona que se había ido.

La entrega sin medida que tuve para esa persona, el estar desorientada del camino de mi vida, darle importancia a cosas tan banales como estar físicamente "delgada y atractiva" por el simple hecho de complacer a alguien que había visto más mi cuerpo que mi ser.

Reaccioné y ví que había perdido los detalles, esas pequeñas cosas que hacen crecer un mundo o que en conjunto alimentan un todo.

Me había perdido.

Afortunadamente, sufrí esta decepción para quitarme la venda y ver la claridad de la vida. Esa luz que nos guía y la chispa que nos mueve, aquello que nos impulsa a ser mejores personas.

Por eso, creo que no siento tristeza, tampoco puedo hablar de ella, porque en realidad no la siento, me dolió, pero no terminó conmigo.

Lastimeramente, no puedo decir que me decepcioné de un segundo ni un tercero. Me decepcioné de mí, por crédula en exceso, por confiada, por dejarme llevar...

Pero todo ese dejarme llevar, trajo a mi vida grandes cosas, conocí a un magnífico ser humano (y digo magnífico porque aprendí mucho, porque sus defectos llegaron a ser tan virtuosos que las mismas virtudes le abrieron paso para que aprendiera de él) a quién sin dudarlo ni pensarlo, sin titubear ni pausar bien puedo decirle: _TE_AMO_. Porque así lo siento.

Por otra parte, el dejarme llevar atrajo las cosas que me gustan, los detalles, el sentir lo que es pensar en una persona, el sentir a esa persona, el decir palabras sin miedo, sin temor a las críticas, el ser yo.

Alimentó mi imaginación y renovó mis ideas para el camino profesional. Tantas cosas que no quiero mencionar porque decidí dejarlo para tema de otro post.

Y el estar o el irse, no está en mis manos, al menos sé que no será por mis actitudes, aunque ayer tuve muchas ganas de decir: "no quiero hablar contigo porque me siento decepcionada de mí."

Pero eso es pensar por el resto, es decidir por los otros y la decepción, me enseñó a dejar de pensar por un segundo o un tercero. Mi deber es simplemente ser, el albedrío del otro decidirá si se queda o no, es algo que ya no me preocupa.


Y si sienten que no soy la misma, en efecto, no lo soy, porque gracias a encontrarme con este tipo de decepciones me convencí de las palabras que hace varios años, aquel gato bodeguero, a quién amé tanto y me lastimó con la misma intensidad me dijo: "eres un magnífico ser humano."

Y lo soy.