El científico VIII.

=)

Por segunda vez consecutiva, él y su pasado volvían a encontrarse, mientras ella lo esperaba para platicar aunque sea a través de una computadora.

No había una explicación lógica para estar con el pasado más que el interés de hacerlo de nuevo presente, se dejaba llevar por el sentimiento, los recuerdos y la oportunidad de regresar, pero su pasado no pensaba en otra cosa más que en lo que dejó en aquel lugar lejano.

Su plática transcurría, pero la niña del pasado insistía en ver al científico como el lugar dónde ir cada vez que se sintiera triste, sabía perfectamente que él siempre cedería y daría todo por que estuviera bien, aunque no le correspondiera de la misma manera; el científico completo estaba a merced del pasado y no podía evitarlo.

Al no verlo en línea ella sentía lo que su corazón trataba de decirle, su confusión se multiplicó cuándo la razón se interpuso también, estaba más confundida, y comenzó a llorar. Sus lágrimas eran el resultado de esa confusión, del silencio guardado y de ya no poder más mantener en secreto lo que sentía.

El científico regresó a su departamento después de dejar al pasado en casa, dejó sus papeles sobre el escritorio, puso la cafetera y se dispuso a tomar una ducha. Sentir el agua tibia caer directamente sobre la cara lo relajaba y ayudaba a prepararlo para otra noche de estudio.

Salió del baño, vistió ropa cómoda y se dirigió a la cafetera, aquella taza se había vuelto su mejor amiga.

Ella apagó la computadora, tomó un pedazo de papel y comenzó a escribir una carta , quería sacar todo eso que la atormentaba ...

El científico sacó los papeles de un fólder y comenzó a revisar los trabajos de sus tesistas. No quería saber del mundo, así que decidió no usar la tecnología y decidió envolverse en sus papeles.

La pluma de punto fino hizo su aparición y comenzó con las correcciones.

Ella no dejó de escribir, un par de lágrimas corrieron algunas letras, sin interesarle mucho el detalle de la apariencia sacó un sobre de su escritorio y metió la carta. Para tí, era el destinatario.

Sacó un libro de su bolso, sentada sobre la cama se dispuso a continuar con su lectura hasta que el sueño la venciera.

Después de las correcciones, el científico regresó a su investigación, la teoría estaba casi terminada y preparó las notas necesarias para discutirlas al día siguiente con sus colegas, las horas de la noche corrieron rápido y se retiró a dormir.

La mañana llegó, la mejor manera de contactarlo era a través de un correo electrónico, correo que sabía no tendría respuesta y si llegaba, no sería la que esperaba.

"Querido amigo, estoy conciente del tiempo que te absorben tus actividades, tengo algo que me gustaría darte, ¿tienes algún tiempo libre?"



Decía el mensaje, terminó de una manera amable sin la ilusión de una respuesta inmediata.


De la serie:

El científico I.
El científico II.
El científico III.
El científico IV.
El científico V.
El científico VI.
El científico VII.

Commentaires

Tamara Blue a dit…
Sigue sigue...quiero leer la continuación de esto
sonny_taz a dit…
Tamara:Como siempre, un gusto leerte por este lugar =)

Ay!!! ese "sigue, sigue" por un momento me causó colapso nervioso :P jejejeje

No te pierdas el desenlace de la historia!!

¿Le mandará la carta?
¿Aceptará verla?

¿¡Qué pasará!?

=P

Saluditos!!

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