Carta a rossmar.

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Querida Rossmar:

Te conocí hace más de 20 años, para qué decir fechas exactas el tiempo en este momento no es primordial.

Dejé de saber de tí por más 10 años y gracias al destino y sus causalidades (no casualidades) he vuelto a reecontrarme contigo, aunque no se haya dado la oportunidad de hacerlo físicamente.

Hace algunos meses, varios diría yo, encontré a tu mamá un día que salí al banco, estaba buscando una papelería para sacar una fotocopia de mi identificación, pero como bien sabes, del banco que está en la esquina de la casa de tú mamá (que me jacto de decir que también es tu casa) a la papelería fácilmente se pierden 10 minutos de tiempo, tiempo que a veces lo hacemos tan valioso que nos desespera no tener más para hacer todo y comernos al mundo.

Tú mamá iba acompañada de un pequeña niña, sabes, se parece mucho a ti y recordé cuando éramos niñas e íbamos a la escuela primaria (la recuerdas, aquella que tiene nombre de país centroamericano). No platicamos mucho, el maldito tiempo estaba sobre mis hombros, pero me dió gusto verla, saludarla y sobre todo que me recordara; la vida nos dá detalles que a veces dejamos pasar y no los vemos.

Hace unos días leí un post en tu blog, hablaba sobre una de tus amigas y su enfermedad. Sabes, yo admiro a todas esas personas que tienen capacidades diferentes o alguna enfermedad terminal, porque a pesar de ello están llenas de vida, su secreto creo que se llama fuerza de voluntad.

Me atreví a escribirte estas líneas para decirte algunas cosas que me hicieron pensar tus palabras; no sé si no lo sepas, quizá no te lo han dicho, pero tienes el mismo valor y la misma fuerza que tu amiga, ¿no me crees? tan sólo cierra los ojos y vé todas las cosas que has vivido y cómo las has superado.

Tienes una hija lindísima y por ella, te aseguro que has hecho muchas cosas, desconozco las razones de tu separación, pero, ese también ha sido un gran paso en tu vida, hay mujeres que necesitan de un hombre para tener una figura paterna en su hogar y soportan muchas cosas, se humillan y denigran por no perderlo, pero, afortunadamente tú no eres de ese tipo de mujeres y sabes salir avante con tu pequeña.

Sí, como bien dices, es cuestión de fé, pero además de creer en alguien (podemos llamarle Dios) o en algo (quizá religión) es creer en tí...

Desde hace varios años llevo conmigo una especie de consignia o lema, realmente no sé como llamarlo, siempre que me encuentro en época de crisis, (sí, mis crisis emocionales son de lástima) digo: "Dios, yo sé que tú me estás poniendo todo esto en mi camino porque sabes que soy fuerte y que puedo superarlo". Para mí, todo lo que vivimos está en medida de nuestras fuerzas, no hay nada que no podamos resolver.

Querida amiga, es cuestión de fé, valor, esperanza, creencia y sobre todo constancia; no te dejes caer porque sabes que no eres de ese tipo de personas, es bueno tener ejemplos de vida, como lo mencioné anteriormente las personas que son diferentes a los que nos consideramos entes normales, yo las admiro, no sabes cuánto, pero evito compadecerme de mi misma comparándome con ellos.

Y si algo he de aprender de esas personas es sus ganas de vivir a pesar de la adversidad.

Sé que puedes y podrás llegar hasta donde te lo propongas.

Nunca dejes de creer.

Atte.

Sonny_taz.


marzo 17, 2005

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